jueves, 1 de abril de 2010

Lo hermoso de la vida siempre fluye, nunca se estanca



-Foto: Disappointed love de Francis Danby







Yo no tengo ganas ni razón alguna para llorar esta noche. No... Lo cierto es que en los últimos meses apenas encuentro motivos en mi vida para llorar.

Pero hay algo que sé con seguridad. Si sintiera un desconsuelo tan grande como el que refleja ese maravilloso cuadro, me iría a llorar a un lugar muy semejante al que ha elegido la chica retratada. Un lugar cerca del agua, muy cerca... Donde pueda escuchar una corriente que fluye, el gorgoteo cantarín que toda mi vida ha conseguido calmarme, ayudarme a reflexionar, hacerme estar en paz con el mundo.

Desde que tengo uso de memoria me he sentido inmensamente atraída por el agua. Por los arroyos, los riachuelos, los lagos, las fuentes, el mar... El agua tiene una propiedad mágica que logra hacerme sentir sola en el Universo cuando lo necesito.

Me he pasado horas mirando cómo fluye el agua. Y también he pasado horas mirando esa pintura. Me encantaría poder verla en la realidad, aunque para eso tendría que irme a Inglaterra... hum, creo que tampoco me supondría tanto esfuerzo. =)







[Leyendo: Música para camaleones - Truman Capote]

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