lunes, 29 de marzo de 2010

Entre trufas anda el juego



-Foto: Aroa y yo en Nave 7 (Valdemoro) en la jam session del sábado-







Bueno, ¿qué puedo decir de la noche del sábado? Que mi alivio fue indecible cuando comprobé que finalmente no tendría que soportar apariciones indeseables, ¡¡a Dios gracias!!

Y que mi Aroa tiene más paciencia que un santo, eso nadie puede negárselo. xDDDD

No tengo más que añadir... =)))))))))







Esta tarde me he pegado una merienda familiar con trufas y milhojas de merengue incluidas que no os hacéis una idea... ¡¡Así sí que da gusto estar de vacaciones!!

Parecía imposible pero, en ocasiones (aunque escasas y valiosas), hasta es posible tener armonía en casa.







¿Quién me iba a decir que volvería a leer en voz alta a alguien los libros de El Barco de Vapor que devoraba de pequeñina?


Todo empezó una noche de primavera en que lucía en el cielo una espléndida luna llena.

La bruja Vitriopirola atravesaba el bosque en su escoba voladora camino de una reunión con otras brujas tan especialmente malvadas como ella. Llevaba puestas, por pura casualidad, sus gafas mágicas de fisgonear y descubrió el envoltorio en que se estaba formando un nuevo duende.

Se hallaba escondido, como todos los duendes en formación, en un lugar bien abrigado del bosque. Protegido del viento norte y de la lluvia bajo una enorme roca y rodeado de helechos y de hongos que debían ocultarlo a las miradas indiscretas y curiosas.
Pero la bruja Vitriopirola miró hacia aquel lugar y, gracias a los cristales mágicos de sus gafas, lo vio. Su maligno corazón se regocijó al pensar en la malísima maldad que podía cometer allí mismo. Y decidió cometerla sin más tardar.

Descendió hasta el suelo. Detuvo su escoba junto a la enorme roca y se apeó de su vehículo volador.

_ ¡Je, je, je...!_ se rió malignamente.

Se acercó al tierno embrión de duende y, llena de crueldad, le arrancó el suave envoltorio que le protegía.

Este envoltorio es como un edredón en forma de saco de dormir que protege a todos los pequeños duendes mientras se van desarrollando. Es un envoltorio suave y calentito, mullido y perfumado. Está hecho de cariño, de sonrisas, de caricias, de amistad, de ternura, de picardía, de curiosidad, de cosquillas, de olor a pan tostado, de aroma de bollos calientes, de perfume de cáscara de limón, de color de rayos de sol en primavera, del suave vaho de la tierra húmeda de lluvia, de la fragancia de la hierba recién cortada, de ricos sabores dulces y ricos sabores salados, de rumor de agua de fuente, de burbujas de naranjada y de otras mil cosas agradables por el estilo.

Ya se comprenderá que crecer dentro de una envoltura así es algo extraordinariamente estupendo, y muy necesario para que un duende pueda llegar a ser la criatura maravillosa que todo el mundo espera que sea.



Un duende a rayas (María Puncel)

=)







[Leyendo: Apocalipsis Z - Manel Loureiro]

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