
-Foto: en pleno apogeo de la fiesta TD (Bruselas)-
Lunes, 1 de marzo
Si el domingo nos costó despertarnos, lo del lunes no tuvo nombre. Argh, qué sueño cabezón y qué resaca más maja nos gastábamos cuando sonó el despertador. Y si no, preguntádselo a Ana, que fue la más damnificada de la noche anterior y no hacía más que repetir cuando se levantó: "pegadme un tiro, pegadme un tiro", ¡¡jajaja!! El desayuno (sin leche ni zumo, sólo con agua, porque no había otro líquido desayunable a mano, pero eso sí, con gofres y muffins) se alargó tanto como la ducha anti-resaca posterior, así que cuando conseguimos salir para Gare Central a coger el tren que nos llevaría a Brujas (o Brugge, que queda más fisno y más belga) ya era bastante tarde. Nos comimos una hamburguesa un tanto rara y con una salsa sospechosa en la estación y a las 15.30 pillamos el susodicho tren. La horita que duró el viaje fue de los momentos más relajados de los últimos días, porque todas iban durmiendo cual marmotas y yo (que, por cierto, era la única que ya no tenía resaca, gracias a haber cambiado la Gordon por el vino blanco a tiempo) mirando el paisaje y escuchando música, en estado zen-contemplativo.
Una vez llegamos a Brujas, comenzó el pateo máximo por esas estupendas calles empedradas, que son encantadoras, sí, pero te hacen polvo las plantas de los pies. Además, descubrimos que esa ciudad está llena de niños con expresiones amenazadoras, cazadoras de cuero negro y que son fumadores empedernidos a la temprana edad de 10-12 años :O, y de niñas pijas que intentan tocarte las pelotas cruzando aposta por delante cuando estás haciendo una foto. Por lo demás, Brujas me pareció linda, pero sin llegar a los niveles de preciosidad que todo el mundo me había vendido. La Plaza Mayor con el Ayuntamiento y tal es muy bonito, y los canales son chulos (la verdad es que a mí me gustaron más las casas que los bordeaban, que eran todas flipantes), pero para mí no tenía nada más. Bruselas me gustó bastante más en conjunto. Y además, en Brujas hablan en flamenco, no en francés como en Bruselas, y a mí me suena a chino, jajaja. A la vuelta, tuvimos que pegarnos un carrerón para coger el tren y llegamos con los intestinos en la garganta, pero al final lo conseguimos.
De nuevo en Bruselas, compra masiva de regalitos y chocolate (caríiiisimo, por cierto, cualquiera diría que lo fabrican allí), visita exprés a casa de Eva, hamburguesa de pollo en un kebab (sí, otra hamburguesa xD), vuelta a casita para cambiarnos (ropa oscura a tope, que nos íbamos a manchar mucho xD) y dejar las compras, y oootra vez para casa de Eva, donde todos estaban ya bebiendo, no sin antes hacer la consabida visita a un paki para aprovisionarnos de Gordon y vino blanco para moi. Desternillante conversación sobre perímetros de miembros varoniles, y paseíto hasta la gran TD, un mega-fiestón alucinante que montan en uno de los campus de la Universidad de Bruselas dos veces a la semana y que consiste, básicamente, en comprar vasos de cerveza a 1 euro para bañar a los demás con ella. ¿Os podéis imaginar cómo terminamos todas? xDD Fue algo divertídisimo, de verdad, sin duda uno de los momentos más divertidos de todo el viaje. Deberían importar a España ese concepto de fiesta universitaria, jajaja.Un cambio de camiseta rápido antes de irnos y corriendo para casa,antes de pillar una pulmonía. Ducha y secado capilar de madrugada, y a la cama, que sólo nos queda una hora para dormir antes de que suene el despertador, ¡¡aarrghh!!
To be continued...
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