domingo, 31 de enero de 2010

¡¡¡Hasta pronto, Carmelaaaa!!!



-Foto: Carmen y yo, el viernes pasado, en su despedida en el Doven Bar (Argüelles)-







Hoy, mi Carmela se marcha rumbo a Udine a jartarse de fiestas Erasmus, de italianos macizorros, de cafés espressos, de pasta al dente y demás maravillas Made in Italy.

Y yo me quedo aquí pensando en todo lo que voy a echarla de menos, en cuánto significa esta señorita para mí, en el millón de cosas que hemos pasados juntas, en los secretos míos que se llevará a la tumba y los suyos que yo me llevaré xD, en lo que voy a extrañar su comprensión para todas mis movidas, mis paranoias y mis tonterías, porque siempre me ha entendido como nadie y siempre me ha hecho sentir que mis meteduras de pata en asuntos diversos ;) no eran irresolubles y que ella era capaz de meterse en tantas movidas como yo aunque... eso sí... siempre sin despeinarnos y saliendo bien paradas no sé cómo. xDDD

Sé que volverá de Italia encantada, con millones de experiencias y anécdotas que contarme, y que se acordará mucho de mí, pero... aún así... :-(((((((((((

Tal y como te escribí el otro día... ¡¡Ya estoy contando los días que me faltan para ir a visitarte, pequeña!!

Ains, ¡¡¡qué asco de despedidas!!! El mundo sólo debería estar hecho de reencuentros.







Los Chunguitos - Carmen


¡¡¡¡¡Sin duda alguna, la canción de mi niña!!!!!!
xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

viernes, 29 de enero de 2010

Ana Mari y Elena Mari



-Foto: Ana y yo ayer en el pub Óscar (Móstoles)-







Ayer se llevó a cabo otra esperada cita...

Mi Anita y yo somos una bomba de charleta imparable... ¡¡¡y ayer volvimos a demostrarlo!!! xDDDD

4 horas de buenos recuerdos, de ponernos al día, de risas, de planes, de dudas, de frustraciones, de ilusiones, de llevarse las manos a la cabeza (¿cuándo dejarás de sorprenderte de las tonterías que soy capaz de hacer?), en resumen, 4 horas perfectas. Y, por supuesto, el resultado fue (para no variar): ¡¡intenso dolor de garganta de postre!! xDDDDDDDD

Además, le arranqué la promesa de que un día se vendría a hacer de canguro conmigo, ¡¡jajajaja!!







[Elena, ¿preparada para las despedidas de esta noche? No, por supuesto que no]







_ Perdona, ¿tienes fuego?
_ No ves que soy un sol, ¿pa'qué quiero yo el mechero?







Y dentro de unas cuantas horas... al fin, de nuevo entre tus brazos. :-)))))))))))))







[Leyendo: El florido pensil - Andrés Sopeña Monsalve]

jueves, 28 de enero de 2010

Tras la cita del milenio...



-Foto: el señor don Javier y yo despidiéndonos en Embajadores ayer, tras disfrutar de la tan esperada cita del milenio- xDDDDDDDDDDDD







Pues sí, damas y caballeros, lo que ven sus ojos es totalmente cierto. Después de millones de promesas incumplidas, de intentos frustrados, de circunstancias adversas, de posponerlo y posponerlo, ayer finalmente conseguimos ponernos de acuerdo y nos vimos después de casi, casi, casi 2 años.

Que fuera una cita tan esperada fue lo único que lo salvó de morir a mis manos, después de que me hiciese esperar media hora en Sol con el frío polar que hacía. Aunque luego fue bueno y me acompañó al Fnac a buscar un par de libros de Douglas Adams (por cierto, mi gozo en un pozo... Los criterios de edición de Anagrama son un poco incomprensibles). Hicimos un intento de tomar algo en el 100 Montaditos de Montera, pero con el rollo ese de los miércoles a 1 euro estaba aquello de bote en bote, ¡¡¡ppffff!!! Así que, con las mismas, nos dimos media vuelta antes de morir aplastados por los guiris con ganas de cerveza y montaditos de jamón, y nos piramos a Lavapiés. Javi me descubrió un interesante mundo al llevarme al bar El Kiebro (más conocido como el Chuchi, creo recordar) porque pocas veces he visto tantísimos personajes EXTRAÑOS (pero extraños de verdad de la buena) en tan pocos metros cuadrados. Eso sí, la amiga que se encontró allí era muy majeta y nos dio conversación, ¡¡jeje!! Además, eso de que te inviten a una taza de caldo por la pati, está muy bien, ¡jajaja!.

Y, por supuesto, para finalizar la noche, nos hicimos una fotito al despedirnos porque ese momento debía ser recordado para la posteridad, que no sabemos cuándo podrá volver a repetirse (aunque yo ya le he estado comiendo la cabeza para que se venga un día a un concierto de Krónika Lírika, pero no sé si colará al final xDD).

En resumen, la cita del milenio no tuvo desperdicio y me alegré millones de volver a verte el gepeto, que lo sepas, rasta-tapa.

:-)))))))))))))







Y ahora, a comer con Sandri y con Carmen, ¡¡qué bien!!

Y esta tarde (ALELUYA, ALELUYA, ALELUYAAA) quedaré con mi Ana Mari, al fin, después mil años también. ¡¡Está claro que esta semana es la de los reencuentros!! Aunque también es la de las despedidas porque el domingo se me va mi Carmen a Italia para disfrutar alegremente de su Erasmus, y nos deja a todos aquí tristes y desconsolados. :-((((((((( Mejor no pensarlo mucho de momento... Además, antes de que se vaya, celebraremos su despedida el viernes, así que pensaré en lo bien que vamos a estar todos juntitos, dándola mimitos y haciendo que se ponga sensible (que se pondrá, que lo sé yo).







Sum 41 - Makes no difference

miércoles, 27 de enero de 2010

Mota a mota crece el polvo



¿Quién se quiere apuntar a ver Avatar conmigo por tercera vez?







El examen de hoy, tal como predije, ha sido un desastre. ¡Qué bien! Me encanta mi increíble capacidad de predicción. :S





El descubrimiento de este poema mientras catalogaba en el trabajo ha sido mi momento para coleccionar del día:


Hay que compadecerlos

No saben.
¡Perdonadlos!
No saben lo que han hecho,
lo que hacen,
por qué matan,
por qué hieren las piedras,
masacran los paisajes…
No saben.
No lo saben…
No saben por qué mueren.

Se nutren,
se han nutrido
de hediondas imposturas,
de cancerosos miasmas,
de vocablos sin pulpa,
sin carozo,
sin jugo,
de negras reses de humo,
de canciones en pasta,
de pasionales sombras con voces de ventrílocuo.

Viven
entre lo fétido,
una inquietud de orzuelo,
de vejiga pletórica,
de urticaria florida que cultiva el ayuno,
el sudor estancado,
la iniquidad encinta.

No creen.
No creen en nada
más que en el moco hervido,
en el ideal,
chirriante,
de las aplanadoras,
en las agrias arcadas
que atormentan el éter,
en todas las mentiras
que engendran las matrices de plomo derretido,
el papel embobado
y en bobina.

Son blandos,
son de sebo,
de corrompido sebo triturado
por engranajes sádicos,
por ruidos asesinos,
por cuanto escupitajo se esconde en el anónimo,
para hundirles sus uñas de raíces cuadradas
y dotarlos de un alma de trapo de cocina.

Solo piensan en cifras,
en fórmulas,
en pesos,
en sacarle provecho hasta a sus excrementos.
Escupen las veredas,
escupen los tranvías,
para eludir las horas
y demostrar que existen.

No pueden rebelarse.
Los empuja la inercia,
el terror,
el engaño,
las plumas sobornadas,
los consorcios sin sexo que ha parido la usura
y que nunca se sacian de fabricar cadáveres.

Se niegan al coloquio del agua con las piedras.
Ignoran el misterio del gusano,
del aire.
Ven las nubes,
la arena,
y no caen de rodillas.
No quedan deslumbrados por vivir entre venas.
Sólo buscan la dicha en las suelas de goma.
Si se acercan a un árbol no es más que para mearlo.
Son capaces de todo con tal de no escucharse,
con tal de no estar solos.

¿Cómo,
cómo sabrían
lo que han hecho,
lo que hacen?

¿Algo tiene de extraño
que deserten del asco,
de la hiel,
del cansancio?

Sólo puede esperarse
que defiendan el plomo,
que mueran por el guano,
que cumplan la proeza
de arrasar lo que encuentren y exterminarlo todo,
para que el hambre extienda sus tapices de esparto
y desate su bolsa ahíta de calambres.

Son ferozmente crueles.
Son ferozmente estúpidos…
Pero son inocentes.

¡Hay que compadecerlos!


Oliverio Girondo







[A sólo unos minutos de la cita del milenio] xDDDDDDDD

martes, 26 de enero de 2010

Mi mundo imperfecto



-Foto: Zarza de Montánchez (Cáceres)-







Hoy, día de embajonamiento sin razón alguna. Claro que esos son los peores porque, si supiera lo que me pasa, al menos podría intentar combatirlo. Pero como es una maraña de cosas, no sé ni por dónde cogerlas...

Tengo un terrible dolor de cabeza, el examen de mañana se presenta de color gris oscuro tirando a negro tinta y, para completar el día, mientras curraba en el ordenador del trabajo se han colado no sé de qué increíble manera nada menos que... ¡¡¡34 troyanos!!! ¿A alguien le parece eso normal?







Y luego está mi increíble descontento conmigo misma. Pensé que esas cosas ya habían quedado atrás... Que no iba a volver a sentirme así nunca más.

Evidentemente, me equivocaba...







Sólo estoy esperando escuchar tu voz un ratito al otro lado del auricular de mi móvil para consolarme un poco con el mundo y después me enterraré en mi cama y daré gracias de que se termine el día de hoy.

A lo mejor mañana encuentro el valor y la voluntad necesarios para enfrentarme a lo que no me gusta y cambiarlo.







The Cranberries - Dreams

lunes, 25 de enero de 2010

Purificada



-Foto: paisajes cacereños-







Este fin de semana me ha dejado un buen sabor de boca. He vuelto a Madrid reanimada, relajada, concentrada... purificada.

Los paseos por la campiña extremeña tienen una cualidad maravillosa. Hacen que se te olvide durante unas horas el olor de los humos, de los vertederos, de la gasolina...

Y dormir debajo de tres mantas es algo que, sin duda, no tiene precio. Sólo diré que hacía muchas semanas que no dormía tan maravillosamente bien.

Pero lo mejor de todo el viaje ha sido, por supuesto, volver a ver a mi tía Leonor después de, aproximadamente, tres años. ¡¡Casi se me había olvidado ya lo muchísimo que la adoro!!
:-))))







Así que, bueno, con las pilas recargadas ha dado comienzo esta semana, que es la primera de exámenes. [Mieditooooo]

Primera tentativa de la semana de romper mi estado zen: después de imprimir 23 hojas de apuntes de Teoría de la Información Documental en la impresora de mi casa, he descubierto que debía de tener los cabezales sucios, por lo que la mitad de las líneas salían medio borradas... ¡¡¡¡GRRRRRRRR!!!! Resultado: 23 hojas desperdiciadas, que ya sólo sirven para apuntes en sucio, y Elena con un mosqueo del quince, dándole hostias a la mesa del ordenador como una posesa. :SSSSS






Poooor ciertooooo... ¡¡Muchísimas felicidades a mi Ana Mari, que se va acercando a la treintena a pasos agigantados por mucho que le pese!! xDDDDDDDDD (Aunque sabes que yo te querré exactamente igual cuando tengas patas de gallo, piel de naranja, mechones de canas y manos venosas). xDDDDDDD







Ismael Serrano - Yo quiero ser muy promiscuo

viernes, 22 de enero de 2010

¡¡¡¡Indignación!!!!



-Foto: ilustración by Victoria Francés-







Ayer no tuve tiempo ni de actualizar porque estuve hasta última hora con el maldito trabajo sobre la Biblioteca Braidense de Milán, pero hoy estoy de vuelta... Y no volveré hasta el lunes porque pasaré este finde en mi pueblo extremeño y allí de Internet nanai.







Hoy, el conductor del bus me ha dejado soberanamente tirada en la parada. Así de claro. ¿Qué pasa, que caminar hacia el borde de la calzada mientras beso a mi novio (en un claro gesto de despedida) no le dice nada? Está visto que algunos prestan bien poca atención a su trabajo... Y luego, aparte, algunos son simplemente imbéciles.







Ayer, de todas maneras, no fue un día muy maravilloso para mí. Empezó genial... A tu lado, ¿cómo podría ser de otra manera? :-)))

Pero cuando iba en el bus hacia el curro, de repente, vi en la carretera a un hombre vendiendo cleenex. Ya sabéis, uno de los que van ofreciéndoselos a los conductores cuando el semáforo se pone rojo. Era un hombre bastante mayor, sobre 60 años diría yo. Caminaba apoyándose en un bastón y, por su aspecto, era evidente que era un vagabundo, una de esas personas que vemos dormir en los soportales cubiertos de cartones y de las que, después de un vistazo, apartamos rápidamente la mirada porque nadie quiere pensar en ellos, nadie quiere ver el problema. El hombre tenía un aspecto desaseado, pero no parecía en absoluto un borracho ni un yonki ni nada parecido. Simplemente, iba ofreciendo sus cleenex a los conductores, pero ninguno le miraba. Yo estaba en el autobús y podía ver perfectamente la cara de todos los que iban en los coches y, es cierto, ni uno solo de ellos giró la cabeza un milímetro para mirarle. Y él, aunque ni siquiera le estaban mirando, hacía una inclinación de cabeza a modo de saludo y pasaba al siguiente conductor, caminando con mucha dificultad con el bastón...

No fui capaz de aguantarme las lágrimas...

Porque estaba allí, pero nadie quería mirarlo y, desde luego, mucho menos verlo realmente. Porque eso es lo que hacemos con todas las cosas que no nos gustan, que no encajan en el mundo en el que queremos vivir. Parapetarnos tras un muro indestructible de indiferencia, girar la cabeza hacia otro lado, pensar en otra cosa, concentrarnos en la fiesta que vamos a pegarnos este sábado, en las ganas que tenemos de comprarnos esa camisa tan ideal que vimos en la tienda el otro día.

Y yo lo hago también y me odio por ello. Sí, me odio muchísimo cuando me doy cuenta de que lo estoy haciendo. Porque el problema seguirá existiendo aún cuando nuestra mirada ya no se pose él, porque aunque nosotros sigamos caminando hacia delante como si nada, él seguirá allí, todos ellos, toda la gente que vive de esa forma, que sobrevive...

Y como eso, la mayoría de las cosas de nuestro mundo. No queremos ver la pobreza, tampoco las injusticias, tampoco los desastres medioambientales que provocamos, ni el dolor que causamos a otros, ni el llanto de nadie si no es el propio o, a lo sumo, el de nuestros más allegados, en ocasiones, ni siquiera ése.

Miramos el mundo, pero no lo vemos... Nos negamos a verlo de verdad... Porque mirar es fácil, pero VER duele mucho y la conciencia remuerde y las dudas corroen.

Pero yo quiero hacerlo, quiero VER el mundo, VERLO de verdad. VER a la gente y no sólo mirarla.







John Lennon - Imagine

miércoles, 20 de enero de 2010

¡Qué dura es la vida del estudiante!



-Foto: moñeando en el baño de mi casa-







¡¡Brrrrrrrrrr!! Sólo puedo decir una cosa en estos instantes: ODIO la Biblioteca Braidense de Milán. ¿Que por qué? ¿Que si la he visitado y no me ha gustado? ¿Que qué me ha hecho de malo? ¿Que qué tengo en contra de ella? Pues muy fácil: llevo toda la semana haciendo un trabajo sobre ella y mis neuronas están tan hasta las cojones del temita, que están empezando a rechazarlo físicamente y ha comenzado ya a salírseme por las orejas... ¡¡No os digo más!! xDDDDDDDDDD

Vale, son exageraciones de bibliotecónoma exasperada, pero es que esto está siendo una autentica jartada de Braidense. ¡¡Bastaaaaa!!







Y, cambiando a un tema más agradable, hoy AL FIN he conocido al sobrinito de mi amiga Inma, que se llama Álvaro, tiene 4 meses y es un príncipe de ojos azules, que no para de hacer pedorretas. ¡¡Más monoooo!! :-))
A ver si para la próxima vez que vaya a visitarlo no soy tan empanada y me llevo la cámara de fotos, que ya tiene delito lo mío.







Me parece que el día de mañana comenzará de un modo inmejorable... ¿Quién será el culpable de tal cosa?
:-)))))))))))))))))))))







[Leyendo: La Casa Corrino - Brian Herbert y Kevin J. Anderson]

martes, 19 de enero de 2010

Alvarañamaraña



-Foto: Alvarín y yo en el Retiro el día de mi cumple, hace un par de años-







Hoy, por supuesto, va dedicado a este pequeño moco desaparecido, al que apenas veo el pelo este curso, y que ya no me lleva nunca en moto, ¡jum! xDDDD

Pero bueno, como claramente no sé guardarte rencor por nada, eres merecedor de todas maneras de este post en tu honor... xDDDD Además, ¡¡23 años no se cumplen todos los días, hombre!!!

Así que esto es para ti... Por todas las conversaciones super profundas (sobre todo, las que se mantienen plantados en medio del hall de una estación de Metro durante 3 horas seguidas), por las sorpresas de cumple (todavía me hace un montón de ilu cuando pienso en la manta y las chuches en el Retiro), por los paseos interminables a las 5 de la mañana recorriendo todo Madrid y pelándonos de frío (y de paso, perdiendo algunas cosas valiosas, jajaja), por las huídas de clase, por los geniales momentos de césped estropeados por un perro odioso que mea donde no debe, por los paseítos he-la-do-res en motillo, por los días de piscina, por la mentira y la verdad, por el sí y el no, por todo lo bueno e incluso por todo lo malo...

Aquí estoy. Acuérdate siempre.







¡¡¡¡MUCHÍSIMAS FELICIDADES, ADICTO A LA SOPA CHINA!!!!







Yann Tiersen - J'y suis jamais alle


Jamás podré agradecerte lo suficiente que me dieras a conocer la existencia de Yann Tiersen...

No hay absolutamente ni una vez en que escuche esta canción y no nos vea a ti y a mí, sentados en un banco de los jardines del Palacio Real, escuchándola...GRACIAS

lunes, 18 de enero de 2010

La rareza se pasea por todas partes...



-Foto: ilustración by Luis Royo-







¡¡Vaya día terremoto!!

Empezando por esta noche, en la que he dormido escasamente porque cierta mini-persona decidió que no tenía ninguna gana de conciliar el sueño, por lo que a los demás tampoco nos hacía falta dormir.

Esta mañana iba tan inmersa en las últimas páginas de "El tambor de hojalata" que he estado a punto de saltarme mi parada... ¡¡dos veces seguidas!! Pfff, ¡soy un desastre!

Luego, al ir al curro, he sufrido un intento de mangue por parte de un individuo indeseable y bastante poco disimulado, además. Menos mal que ya aprendí hace tiempo y no llevo nada de valor en el bolsillo pequeño de la mochila, que si no menuda gracia.

Acto seguido, se ha acercado a mí un turista chino que iba solo (creo que es la primera vez que veo solo a un turista chino :O) para preguntarme una dirección, mostrándome para ello un mapa de Google... ¡¡en chino!! Pero lo mejor de todo es que, encima, he sabido indicarle, ¡jajaja!

En fin, qué día más entretenido, oye... :-)

Claro que todavía me queda lo mejor... En cuanto llegue a casa, derechita de cabeza a hacer mi trabajo sobre la Biblioteca Braidense de Milán, ¡¡yuuupiii!! :S







PD: encima tengo ardor de estomago...







Hooverphonics - Mad about you

domingo, 17 de enero de 2010

Hoy, al fin, pude ver las estrellas...



-Foto: desde el molino de Las Ventas con Peña Aguilera (Toledo)-

¡¡¡¡¡Me fliiiiiiiiipa el cielo de esta foto!!!!! :-))))))))))







Hoy, día de venado a la olla en aceite de oliva, de tarta de chocolate blanco, de rally automovilístico por caminos de cabras, de paseos campestres (¡¡¡al fiiiiinnnn!!!), de molinos y ermitas, de veladas junto a una chimenea, de largas conversaciones sobre viajes, de risas, de ilusiones, de conocer sitios super chachis...

También día de no separarme de ti, después de toda la semana con mono de calidez y de achuchones.

En resumen, día de respirar profundamente y coger fuerzas para la semana que empieza. Y empieza dura de pelotas.

Mañana examen... El jueves entrega de trabajo... Y a la semana siguiente, la página web y otro examen... Puuuuffff. Mejor no pensarlo todo de golpe e ir traguito a traguito, que así el amargor de la medicina no se notará tanto. :-(((







[Consejo: cuando os dejéis caer por Toledo, buscad sin dudarlo La Venta del Alma... INCREÍBLE]







Víctor Manuel - El viejo coronel

sábado, 16 de enero de 2010

Espejo roto



-Foto: Ernesto y yo, hace justo un año, en el CSOA El Dragón-

(Casualidades de la vida: hoy llevo la misma camiseta que hace un año exactamente, y justo ayer estuve en El Dragón) xDDD







Todavía me duele la espalda de estar tanto tiempo de pie ayer por la noche en El Dragón. Y todo para ver unos conciertos de rap bastante cansinos y tener que volvernos a casa sin haber visto al Souchi, ¡¡pffffff!!







Hoy, rompería todos los espejos en los que me miro... En serio, hoy odio mi reflejo. ¡¡Alegría, autoestima por los suelos!!







¿Existe relación entre una dieta sana y el genio creativo? Basta con fijarse en el compositor Richard Wagner y ver lo que se echa al coleto. Patatas fritas, queso gratinado, nachos: Dios santo, el apetito de ese hombre no tiene límites, y sin embargo su música es sublime. Cosima, su mujer, tampoco se queda corta, pero al menos sale a correr todos los días. En una escena extraída del ciclo del Anillo, Sigfrido decide salir a cenar con las doncellas del Rin y, heroicamente, devora un buey, dos docenas de aves, varios quesos de bola y quince barriles de cerveza. Luego le traen la cuenta, y no le alcanza. Aquí la conclusión es que en la vida tenemos derecho a un acompañamiento de col o de patata, y debemos hacer nuestra elección sumidos en un estado de terror, con plena conciencia de que no sólo nuestro tiempo en la Tierra es limitado, sino también de que la mayoría de las cocinas cierran a las diez.

La catástrofe existencial de Schopenhauer no residió tanto en las comidas como en el picoteo. Schopenhauer despotricaba contra el hábito vano de andar picando cacahuetes y patatas fritas mientras se realizaban otras actividades. Una vez iniciado el picoteo, sostenía Schopenhauer, la voluntad no puede resistirse a seguir, y el resultado es un universo lleno de migas por todas partes. No menos desencaminado iba Kant, que propuso que pidiéramos la comida de modo tal que todos pudiéramos pedir lo mismo, y así el mundo funcionaría de una manera moral. Lo que Kant no previó es que si todos pedimos el mismo plato, se entablarán disputas en la cocina para decidir a quién le corresponde la última lubina. "Pide como si estuvieras pidiendo para todos los seres humanos de la Tierra", aconseja Kant; pero ¿y si al vecino no le gusta el guacamole? Al final, claro, no hay alimentos morales, a menos que consideremos como tal el humilde huevo pasado por agua.



Pura anarquía (Woody Allen)







[De un momento a otro, saldré corriendo a refugiarme entre tus brazos]

viernes, 15 de enero de 2010

Proxelecta



-Foto: viñeta by Forges-







_ ¿Me habías dicho Darío Fernández Flórez, no?
_ Mmm... Casi... Emilio García Gómez

xDDDDDDDDDDDDDD







Esta mañana iba en el Metro y, al subir los escalones de un andén de Sol, de pronto me di cuenta de que los pasos de todas las personas que subíamos sonaban exactamente igual que un Ejército desfilando.Todos como corderos. Fue tan inquietante...







[Comiendo gominolas como una cosaca en el curro]







Tienes un héroe,
un auténtico y único,
que cuida cada día de ti
sin ningún pánico.
Late rápido,
¿no sientes sus latidos?
No busques otro Superman,
que el tuyo va contigo,
en la calle,
en el trabajo,
donde quieras,
hay una persona
que mientras vivas estará a tu vera.
¿Qué te esperas?
¿Alguna historia peliculera?
Piensa, recapacita,
¿o es que no te enteras?
¡¡Tú eres tu héroe!!

Ari - No hay héroes

jueves, 14 de enero de 2010

Besos y caricias para cenar...



AMELIE ¡¡¡¡¡Mi peli favorita del mundo mundial!!!!!

Sé que la foto tiene un color muy raro, pero es tan perfecta...

Casi, casi tan perfecta como ha sido volver a verte hoy, después de 5 laaaaargos días...

TE QUIERO








Me encanta reírme tanto en el curro... ¡¡Así da gusto, joder!! :-))))

¡¡¡Vivan las risas y los cotilleos que hacen agradable el día a día!!!







En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero desnudo, seco y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad.

Tenía una puerta redonda, perfecta como un ojo de buey, pintada de verde, con una manilla de bronce dorada y brillante, justo en el medio. La puerta se abría a un vestíbulo cilíndrico, como un túnel: un túnel muy cómodo, sin humos, con paredes revestidas de madera y suelos enlosados y alfombrados, provistos de sillas barnizadas, y montones y montones de perchas para sombreros y abrigos; el hobbit era aficionado a las visitas. El túnel se extendía serpeando, y penetraba bastante, pero no directamente, en la ladera de la colina_ La Colina, como la llamaba la gente de muchas millas alrededor_, y muchas puertecitas redondas se abrían en él, primero a un lado y luego al otro. Nada de subir escaleras para el hobbit: dormitorios, cuartos de baño, bodegas, despensas (muchas), armarios (habitaciones enteras dedicadas a ropa), cocinas, comedores, se encontraban en la misma planta, y en verdad en el mismo pasillo. Las mejores habitaciones estaban todas a la izquierda de la puerta principal, pues eran las únicas que tenían ventanas, ventanas redondas, profundamente excavadas, que miraban al jardín y los prados de más allá, camino del río.

Este hobbit era un hobbit acomodado, y se apellidaba Bolsón. Los Bolsón habían vivido en las cercanías de La Colina desde hacía muchísimo tiempo, y la gente los consideraba muy respetables, no sólo porque casi todos eran ricos, sino también porque nunca tenían ninguna aventura ni hacían algo inesperado: uno podía saber lo que diría un Bolsón acerca de cualquier asunto sin necesidad de preguntárselo. Ésta es la historia de cómo un Bolsón tuvo una aventura, y se encontró a sí mismo haciendo y diciendo cosas por completo inesperadas. Podría haber perdido el respeto de los vecinos, pero ganó... Bueno, ya veréis si al final ganó algo.




El hobbit (J.R.R. Tolkien)

miércoles, 13 de enero de 2010

Detalle a detalle se construye el mundo...



-Foto: la terracita de un bar de Granada, que encontramos subiendo hacia el Albaicín y que tiene el nombre más encantador del mundo- :-))))







El mundo está enteramente hecho de pequeños detalles. Algunos maravillosos, otros realmente horribles, otros curiosos, otros sorprendentes, otros muy tristes, otros mágicos, otros secretos, otros silenciosos...

Vivir mi vida detalle a detalle es lo que más deseo. Aprender a descubrir lo pequeño, lo que a la mayoría se le escapa, lo que no se puede distinguir con un vistazo por encima.

Quiero olvidarme de correr, de aprobar, de rendir, de ganar, de demostrar, de ser, de parecer y, simplemente, EXISTIR, VIVIR, SENTIR... Concentrarme en un instante, en un olor, en un sentimiento, en una caricia, en el sonido de una risa o de una voz, en el color de la hierba cuando empieza a brotar, en el brillo de un charco en el que se refleja el cielo, en la canción que toca con su violín un músico callejero y que me emociona sin ninguna razón, en el aroma a promesas y a pureza que se siente en el aire cuando te levantas muy temprano y abres la ventana, en la sonrisa de un bebé que te mira cuando vas en el Metro como si no existiera nada más interesante en todo el Universo que tú...

Es por todo esto que me encanta fotografiar cosas muy pequeñas, cosas en apariencia absurdas o sin importancia, cosas que para mí, en ese preciso momento, son bellas e irrepetibles.







Esta canción siempre es el detalle perfecto para mis momentos perfectos...

Yann Tiersen - La rade

martes, 12 de enero de 2010

Voy caminando por la vida...



-Foto: las nuevas zapas que me he regalado yo misma para empezar con buen pie el año- :-)))))







Hoy, día ameno en el curro, encontrando tendederos con calzoncillos y bragas en los lugares más insospechados... xDDDDDDDDDDD







Hasta el anochecer, decido matar el tiempo en una biblioteca. Había averiguado de antemano qué bibliotecas había en los alrededores de Takamatsu. Desde pequeño, yo siempre he matado las horas en las salas de lectura de las bibliotecas. No son muchos los sitios adonde puede ir un niño pequeño que no quiere volver a su casa. No le está permitido entrar en las cafeterías, tampoco en los cines. Únicamente le quedan las bibliotecas. No hay que pagar entrada y, aunque vaya solo, no le dicen nada. Allí puede sentarse y leer todos los libros que quiera. A la vuelta de la escuela, yo siempre iba en bicicleta a la biblioteca municipal del barrio. Incluso los días festivos solía pasar horas allí solo. Cuentos, novelas, biografías, historia: leía todo lo que encontraba. Y, cuando había devorado todos los libros infantiles, pasaba a las estanterías de obras para el público en general y leía los libros para adultos. Incluso los que no entendía los leía hasta la última página. Y cuando me cansaba de leer, me sentaba ante los auriculares y escuchaba música. Carecía por completo de cultura musical, así que iba escuchando por orden todos los discos que había, empezando por la derecha. Y así fue como descubrí la música de Duke Ellington, los Beatles, Led Zeppelin.

La biblioteca era como mi segunda casa. En realidad, es posible que fuera mi verdadero hogar. A fuerza de ir cada día acabé conociendo de vista a todas las bibliotecarias. Ellas sabían mi nombre, me saludaban al verme y me dirigían frases cariñosas (aunque yo muy pocas veces respondía porque soy terriblemente tímido).

En las afueras de Takamatsu había una biblioteca privada fundada sobre el patrimonio bibliográfico de una antigua y adinerada familia. Reunía raras colecciones de libros y, además, el edificio y el jardín eran algo digno de ser visitado. Había visto fotografías de la biblioteca en la revista Taiyô. Una enorme y antigua mansión japonesa con una sala de lectura que recordaba a una elegante sala de visitas, y la gente leyendo sentada en confortables sillones. Esta fotografía me impresionó de una manera extraña. Y decidí que la visitaría en cuanto tuviera ocasión. Biblioteca Conmemorativa Kômura. Ése era su nombre.



Kafka en la orilla (Haruki Murakami)

[Adoro inmensamente a este autor, ya os iréis dando cuenta, jeje]







Lluis Llach - L'estaca

lunes, 11 de enero de 2010

¡¡Pelo, crece de una maldita vez!!



-Foto: julio '07-







¡¡¡Aaaaaaahhhhhhhhhhhh!!! ¿Por qué me crece el pelo tan despacio?

No os hacéis ni una idea de lo que añoro mi melena.

Necesito pelo largo... YA







En un laberinto de trincheras destrozadas, de terraplenes caídos, de empalizadas arrancadas, de gaviones rotos, al lado de los cuales podían divisarse todavía armas inutilizables y huesos humanos, se levantaba una amplia y sólida cabaña adornada en su cúspide con una gran bandera roja, que ostentaba en el centro la cabeza un tigre.

Una de las habitaciones de aquella vivienda estaba iluminada. Las paredes estaban cubiertas de pesados tejidos rojos y de terciopelos y brocados de gran calidad, pero ya manoseados, rotos y sucios; el suelo desaparecía bajo gruesas alfombras persas, relucientes de oro, pero también rotas y manchadas.

En el centro había una mesa de ébano, con incrustaciones de madreperla y adornada con flecos de plata, repleta de botellas y vasos del más puro cristal; en los ángulos se alzaban grandes anaqueles, en parte caídos, llenos de jarrones rebosantes de brazaletes de oro, pendientes, anillos, medallones, preciosos ornamentos sagrados, retorcidos o aplastados, perlas procedentes sin duda de las famosas pesquerías de Ceilán, esmeraldas, rubíes y diamantes, que centelleaban como otros tantos soles bajo los reflejos de una lámpara dorada que pendía del techo.

En un rincón había un diván turco con los flecos arrancados; en otro, un armonio de ébano con las teclas destrozadas y, alrededor, en una confusión indescriptible y esparcidos por el suelo, había alfombras enrolladas, espléndidos vestidos, cuadros quizá debidos a célebres pinceles, lámparas derribadas, botellas de pie o boca abajo, vasos enteros y rotos, y además carabinas indias grabadas a mano, trabucos españoles, sables, cimitarras, hachetas, puñales y pistolas.

En aquella habitación tan extrañamente decorada, había un hombre sentado en un butacón rojo: era de alta y esbelta figura, de fuerte musculatura, y con unos rasgos varoniles, enérgicos y fieros, de una extraña belleza.

Largos cabellos le caían hasta los hombros, y una barba negrísima le enmarcaba una cara ligeramente bronceada.

Tenía una frente amplia, subrayada por dos espesas cejas de arcos atrevidos, una boca pequeña que mostraba unos dientes afilados como los de las fieras y, relucientes como perlas, dos ojos negrísimos, de un brillo ardiente que hechizaba y hacía bajar la vista a cualquiera.

Estaba desde hacía algunos minutos con los ojos fijos en la lámpara y las manos cerradas nerviosamente alrededor de la preciosa cimitarra que le colgaba de una larga faja de seda roja, sujeta alrededor de una casaca de terciopelo azul con flecos de oro.

Un estruendo formidable, que sacudió la gran cabaña hasta sus cimientos, lo arrancó bruscamente de aquella inmovilidad. Se echó hacia atrás los largos y ensortijados cabellos, se aseguró en la cabeza el turbante adornado con un espléndido diamante, grueso como una nuez, y se levantó de repente, echando a su alrededor una ojeada en la que se podía leer un no sé qué de tétrico y amenazante.

_ Es medianoche_ murmuró_ ¡Medianoche, y todavía no ha vuelto!



Los tigres de Mompracem (Emilio Salgari)







La ciudad se ha despertado tan blanca como se acostó... ¡¡Un día más de vacaciones!! :-)))







Green Day - Basket case

domingo, 10 de enero de 2010

Desenterrando emociones dormidas...



-Foto: playa de Comillas (Cantabria '09)-







Ayer ví algo que no había visto jamás: nevaba y brillaba el sol a la vez. Fue mi momento mágico del día...

Y es que cada día todos deberíamos detenernos, aunque fuera un único instante, estemos donde estemos, para coleccionar esos segundos exactos porque son irrepetibles y, desde entonces, pasarán a formar parte de nosotros para siempre...







Mañana, vuelta a la vida real... Mañana, volveré a verme obligada a rescatar la fortaleza y las ganas del baúl donde las había escondido durante las vacaciones. ¡¡Adelante!! ¡¡Sé que podré con todo!!







Anoche conocí a un alma hermosa en medio del humo y la música de un bar... Ahora también esa alma ha pasado a formar parte de mi colección de momentos.







Sé que esta semana te veré muy poco y eso no me ayudará nada a empezar con buen pie, pero en semanas así siempre hay algo que logra consolarme. Estamos juntos... Lejos, cerca, aquí, ahora, después, más tarde, llueva, nieve, ríe, llore, con miedo, con angustia, con incontenible alegría, con nerviosismo, con melancolía, cuando el sol brilla, cuando sale la luna, cuando estamos a 30 km. de distancia y también cuando estamos a 600, cuando llevo 8 horas sin verte y también cuando llevo 8 días, cuando encuentro el olor de tu piel en mi chaqueta, cuando cierro los ojos muy fuerte para recordar el abrazo que me has dado, cuando leo un libro que me has regalado o uno que me has prestado, cuando tengo la certeza de que mi mensaje te hará más soportable la larga noche de trabajo, cuando imagino que piensas en mí y sonríes y se te llenan los ojos de ternura, cuando me escondo en el hueco de tu cuello, cuando afirmas que soy una borde, cuando yo afirmo que eres desquiciantemente indeciso, cuando te miro, cuando me miras... SIEMPRE.







Justamente mientras sonaba esta canción ha empezado a nevar y, sin duda, era la banda sonora perfecta de ese instante...

Yann Tiersen - Pas si simple

sábado, 9 de enero de 2010

¡¡¡Este clima polar va a acabar conmigo!!!



-Foto: las vías de la estación de Móstoles-







Con esta temperatura, incluso los sentimientos se congelan...







Nadie puede aportar una buena solución a un problema que no ha entendido







La foto de ayer me hizo pensar en algunas cosas... Creo que es natural que, a la vista de tanto cemento todos los días, en ocasiones, me sienta tan increíblemente sedienta de ver árboles en lugar de antenas (especialmente ahora que, en lugar de desenraizarlos para volver a ponerlos después, han talado todos los árboles de mi calle para ampliar las aceras y, en su lugar, han colocado una especie de palos enclenques y penosos que no creo que merezcan llamarse árboles). Pero, sobre todo, sobre todo, echo de menos ver un horizonte amplio, de esos en los que la vista se pierde sin encontrar ningún final, ningún obstáculo, sólo espacio, sólo amplitud...







Rara vez la miraba yo a la cara. Era el blanco limpio y almidonado de su uniforme de enfermera, la ingrávida armazón de su cofia, el broche sencillo adornado con la Cruz Roja lo que daban reposo a mi mirada y a mi corazón, de vez en cuando agitado, de tambor. ¡Cómo me gustaba poder observar la caída siempre renovada de los pliegues de su uniforme de enfermera! ¿Tendría un cuerpo bajo la tela? Su cara, que iba envejeciendo, y sus manos, huesudas a pesar de todos los cuidados, la descubrían sin embargo como mujer. Pero olores que revelaran una consistencia corpórea como la de mamá, por ejemplo, cuando Jan o aun Matzerah la descubrían ante mí, de ésos no los desprendía la señorita Inge. Olía más bien a jabón y a medicamentos soporíferos. ¡Cuántas veces no me sentí invadir por el sueño, mientras ella auscultaba mi cuerpecito que se suponía enfermo! Un sueño ligero, un sueño surgido de los pliegues de tela blanca, un sueño envuelto en ácido fénico, un sueño sin sueño, a menos que, qué sé yo, que a lo lejos, por ejemplo, su broche fuera agrandándose hasta convertirse en un mar de banderas, en una puesta de sol en los Alpes, en un campo de amapolas, maduro para la revuelta, ¿contra quién?, qué sé yo: pieles rojas, cerezas, sangre de la nariz; contra las crestas de los gallos, o los glóbulos rojos a punto de concentración, hasta que un rojo acaparador de la vista entera se convertía en fondo de una pasión que, entonces como hoy, es tan comprensible como imposible de definir, porque con la palabreja "rojo" nada se ha dicho todavía, y la sangre de la nariz no la define, y el paño de la bandera cambia de color, y si a pesar de todo sólo digo rojo, el rojo no me quiere, vuelve su manto del revés: negro, viene la Bruja Negra, el amarillo me asusta, azul me engaña, azul no lo creo, no me miente, no me hace verde: verde es el ataúd en el que me apaciento, verde me cubre, verde soy yo y, si sol verde, blanco: el blanco me hace negro, el negro me asusta amarillo, el amarillo me engaña azul, el azul no lo quiero verde, el verde florece en rojo, rojo era el broche de la señorita; llevaba una cruz roja y la llevaba, exactamente, en el cuello postizo de su uniforme de enfermera. Pero era raro que yo me atuviera a ésta, la más monocroma de todas las representaciones.




El tambor de hojalata (Günter Grass)







Manu Chao - Siberia

viernes, 8 de enero de 2010

Desde mi ventana



-Foto: el paisaje de mi día a día-







La primera foto que hice con mi cámara nueva...

Puede que el paisaje no sea muy maravilloso, pero es lo que veo cada día al levantarme y subir la persiana, así que es importante para mí.







Lo que tienen las joyas: con ellas uno se vuelve caprichoso, circunspecto, se adapta uno al curso de cadenas interminables, mide el tiempo no ya por minutos sino por años de perlas, parte del punto de vista de que la perla sobrevivirá al cuello, de que es la muñeca y no el brazalete lo que enflaquece, de que se han encontrado en las tumbas anillos a los que el dedo no resistió; en una palabra, se considera a un admirador del escaparate demasiado jactancioso para adornarlo con joyas; a otro, demasiado mezquino.

El escaparate del joyero Bansemer no estaba demasiado recargado. Algunos relojes selectos, manufactura suiza de calidad, un surtido de anillos de compromiso sobre terciopelo azul celeste y, en el centro, seis, o mejor dicho, siete piezas de lo más escogido: una serpiente que se enroscaba tres veces sobre sí misma, forjada en oro de colores diversos, cuya cabeza de talla fina adornaban, dándole realce, un topacio y dos diamantes, en tanto que los ojos eran dos zafiros. Por lo regular no soy aficionado al terciopelo negro, pero debo admitir que a la serpiente del joyero Bansemer ese fondo le quedaba muy bien, lo mismo que el terciopelo gris que, bajo aquellas piezas de plata tan encantadoramente sencillas y de regularidad tan poco común, difundía un reposo cosquilleante. Un aro engastado con una gema tan bella que se veía que estaba llamado a ir desgastando las manos de mujeres igualmente bellas, al paso que él se iría haciendo cada vez más bello, hasta alcanzar ese grado de inmortalidad que probablemente sólo está reservado a las joyas. Cadenitas que nadie podría ponerse sin hacerse merecedor de un castigo, cadenas lánguidas; y, finalmente, sobre un cojín de terciopelo blanco amarillento que imitaba con sencillez la forma de un escote, un collar de lo más elegante: la distribución fina, el engarce un sueño, la trama un bordado. ¿Qué araña podía haber segregado su oro en forma que quedaran presos en su red seis rubíes pequeños y uno mayor? ¿Dónde se escondía? ¿Qué acechaba? No estaba, sin duda, al acecho de más rubíes, sino más bien de alguien a quien los rubíes aprisionados en la red le parecieran brillar cual gotas de sangre moldeada, cautivando su mirada. En otras palabras: ¿A quién debía regalarle yo, a mi antojo, o al antojo de la araña tejedora de oro, aquel collar?



El tambor de hojalata (Günter Grass)

jueves, 7 de enero de 2010

Más, más, más, más, más...



Esta noche... ¡¡¡Avatar otra vez, siiiiiiii!!!

En mi opinión, el lumbreras que dijo aquello de "Lo bueno, si breve, dos veces bueno", se lució de mala manera... Y es que ¿a quién no le encantaría que las cosas de las que disfruta no terminaran nunca?







Mis Reyes tuvieron todavía ayer por la tarde un último coletazo de bondad, obsequiándome con lo último de Auster y de Murakami... ¡¡No se me ocurren compañeros mejores para terminar estas vacaciones!! GRACIAS, PEQUEÑO :-)))






Y no para de nevar... :O







The Mamas & The Papas - California Dreamin'

miércoles, 6 de enero de 2010

Ya vienen los Reyes Magos, caminito de Belén...



-Foto: mis regalines (aunque aún están incompletos), a saber: dinerito, un biografía de John Lennon, unos pendientes, un pijama de Minnie Mouse, calcetines de colores y... ¡¡una cámara de fotos nueva!!- :-)))))))))







¡¡¡¡¡YUUUUPIIIIII!!!!! ¡¡¡UNO DE MIS DÍAS FAVORITOS DE TODO EL AÑO!!!






Esta es la última foto que hará mi cámara viejecita... ¡Ya era hora de retirarla! Eso sí, conste que me ha hecho un servicio excelente y ha visto cosas innombrables, jajaja, así que me despido de ella con un beso y un mimo. :-)))))







[Con las yemas de los dedos pelados de montar una casita de Blancanieves]

martes, 5 de enero de 2010

Hoy, en el horizonte... ¡¡los Reyes Magos!!



-Foto: Clara y yo en el Parque de Atracciones (octubre '09)-







Hay una personita que esta noche espera con más ganas aún que yo la llegada de los Reyes Magos...







Casi a continuación se encontraron con una habitación que estaba totalmente vacía, a excepción de un enorme armario; uno de esos que tienen un espejo en la puerta. No había nada más en la estancia aparte de un moscón azul muerto en el alféizar de la ventana.

_ ¡Aquí no hay nada!_ anunció Peter, y todos salieron en tropel; todos excepto Lucy.

La niña se quedó atrás porque pensó que valía la pena intentar abrir la puerta del armario, aunque estaba casi segura de que estaría cerrada con llave. Ante su sorpresa se abrió con facilidad y cayeron al suelo dos bolas de naftalina.

Al mirar dentro, vio varios abrigos colgados, que en su mayoría eran largos y de piel. No había nada que a Lucy le gustara más que el olor y el tacto de la piel, así que se metió inmediatamente en el armario, se cobijó entre los abrigos y restregó el rostro contra ellos, dejando la puerta abierta, desde luego, porque sabía que era una soberana tontería encerrarse en un armario. No tardó en introducirse más en él y descubrió que había una segunda hilera de abrigos colgados detrás de la primera. Estaba muy oscuro allí dentro así que estiró los brazos hacia delante para no chocar de cara contra el fondo del armario. Dio un paso más_ luego dos o tres_ esperando siempre palpar el fondo de madera con la punta de los dedos; pero no lo encontró.

"¡Madre mía! ¡Este armario es enorme!", pensó Lucy, avanzando más aún, a la vez que apartaba a un lado los suaves pliegues de los abrigos para poder pasar. Entonces notó que había algo que crujía bajo sus pies. "¿Serán más bolas de naftalina?", se preguntó, inclinándose para palparlo con la mano. Pero en lugar de tocar la dura y lisa madera del suelo del armario, tocó algo blando, arenoso y sumamente frío.

_ Esto es muy raro_ dijo, y dio un paso o dos más al frente.

Al cabo de un instante se percató de que lo que le rozaba el rostro y las manos ya no era suave piel sino algo duro y áspero e incluso espinoso.

_ ¡Vaya, pero si son ramas de árboles!_ exclamó.

Y entonces vio que había una luz más adelante; no unos cuantos centímetros más allá de donde debería haber estado la parte posterior del armario, sino bastante más lejos. Algo frío y blando le caía encima, y no tardó en descubrir que estaba de pie en medio de un bosque en plena noche con nieve bajo los pies y copos cayendo desde lo alto.

Lucy se asustó un poco, pero también la embargó la curiosidad y la emoción. Miró por encima del hombro y allí, entre los oscuros troncos de los árboles pudo ver aún la puerta abierta del armario e incluso vislumbrar la habitación vacía de la que había partido; pues, como era de esperar, había dejado la puerta abierta, ya que sabía que era una soberana tontería encerrarse en un armario. Allí aún parecía ser de día. "Siempre puedo regresar si algo sale mal", pensó, y empezó a avanzar, con la nieve crujiendo bajo sus pies mientras cruzaba el bosque en dirección a la otra luz. La alcanzó al cabo de unos diez minutos y descubrió que se trataba de un farol. Mientras estaba allí de pie, contemplándola, preguntándose por qué había un farol en medio de un bosque y también qué haría a continuación, oyó un golpeteo de pasos que se dirigían hacia ella. Y, casi inmediatamente después, una persona muy extraña surgió de los árboles y penetró en el haz de luz que proyectaba el farol.

Era apenas un poco más alto que Lucy y sostenía un paraguas sobre la cabeza, blanco por la nieve. De la cintura para arriba era igual que un hombre, pero sus piernas eran como las de una cabra_ con un pelaje de un negro lustroso_ y en lugar de pies tenía pezuñas de cabra. También tenía cola, pero Lucy no la vio al principio ya que reposaba tranquilamente sobre el brazo que sostenía el paraguas para impedir que se arrastrara por la nieve. Llevaba una bufanda roja de lana alrededor del cuello y su piel también era bastante rojiza. Tenía la cara menuda, extraña pero agradable, con una barba corta y puntiaguda y una melena rizada de la que sobresalían dos cuernos, uno a cada lado de la frente. Como ya he dicho, con una mano sostenía el paraguas; en el otro brazo llevaba varios paquetes envueltos en papel marrón. Entre los paquetes y la nieve parecía que acabara de realizar sus compras de Navidad. El recién llegado era un fauno, y cuando vio a Lucy se sobresaltó de tal modo que dejó caer todos los paquetes.

_ ¡Válgame Dios!_ exclamó el fauno.




Las Crónicas de Narnia II: el león, la bruja y el armario (C.S. Lewis)

lunes, 4 de enero de 2010

¡¡¡Me río yo del Año Nuevo!!!



-Foto: Ernesto y yo en el Barrio del Pilar (marzo '09)-







¡¡¡¡¡Al carajo con los propósitos de Año Nuevo, con las buenas intenciones y con los comportamientos angelicales!!!!!

CAMBIARÉ CUANDO ME SALGA... Y SI NO ME SALE NUNCA... ¡¡A LA MIERDA CON TODOS LOS QUE SE PASAN LA VIDA ESPERANDO QUE SEA DISTINTA DE CÓMO SOY!!

Reproches, reproches, reproches, reproches, reproches, reproches, reproches, reproches, reproches, reproches...
¿Acaso tengo cara de tragarme sin rechistar toda la basura que los demás deseen echar encima de mí? ¡¡¡NI DE COÑA!!! ¡¡¡QUE OS DEN!!!







...Y el hueco de tu cuello es el secreto de mi consuelo...








Dover - Straight to jail

domingo, 3 de enero de 2010

A veces, por casualidad...



Está visto que sucesos aparentemente triviales, en ocasiones, pueden guiar tus pasos hacia personas con las que jamás pensaste que tuvieras afinidad...

¡¡ME ENCANTAN LAS SORPRESAS!!







[Leyendo: El tambor de hojalata - Günter Grass]

sábado, 2 de enero de 2010

¡¡¡¡Chim pum, chim pum, chim pum!!!!



Os presento mis chachi-regalos de cumple... Es decir, los dos únicos objetos de la foto que no son yo misma: el que está en mi mano y el que está encima de mi nariz. :-)))))))))))







[Con el drum&bass rebotando aún en mis neuronas]

viernes, 1 de enero de 2010

Cuando el 2010 empieza a fluir...



-Foto: Flemen, Lydia y yo en el fiestón de Fin de Año en Nave 7 (Valdemoro)-







Aquí, dos de las personas que anoche me volvieron a recordar lo increíblemente afortunada que soy por estar a tu lado... Por esa razón, les doy las gracias. A ellos y a todos los que me dedicaron tantas bonitas palabras, tantos besos y abrazos, tantos agradecimientos y tanta confianza. Sabed que todo lo que me dijistéis ayer no cayó en saco roto.







En los ojos de la gente se ve lo que habrán de ver, no lo que han visto






Tocábamos tres, cuatro veces al día. Primero para los ricos de la clase de lujo, y luego para los de segunda, y de vez en cuando íbamos con esos pobrecillos emigrantes y tocábamos para ellos, pero sin el uniforme, así como estábamos, y algunas veces tocaban también ellos, con nosotros. Tocábamos porque el océano es grande, y da miedo, tocábamos para que la gente no sintiese pasar el tiempo, y se olvidase de dónde estaba, y de quién era. Tocábamos para hacerlos bailar, porque si bailas no puedes morir; y te sientes Dios. Y tocábamos el ragtime, porque es la música que baila Dios, cuando nadie lo ve. La que bailaría Dios si tan sólo hubiera sido negro.








[Leyendo: Novecento - Alessandro Baricco]







Mecano - Un año más