
Para aquel que roba o pide prestado un libro y a su dueño no lo devuelve, que se le mude en sierpe en la mano y lo desgarre. Que quede paralizado y condenados todos sus miembros. Que desfallezca de dolor, suplicando a gritos misericordia y que nada alivie sus sufrimientos hasta que perezca. Que los gusanos de los libros le roan las entrañas como lo hace el remordimiento que nunca cesa. Y cuando, finalmente, descienda al castigo eterno, que las llamas del infierno lo consuman para siempre...
Encantador, ¿verdad? ¡¡Venganza bibliotecaria, uuaaahhh!! :DDDD
Día de emoción pre-viajera. Buf, espero que no tenga que quedarme con la miel en los labios... ¿Crucero? ¿Crucero? ¿Crucero? ¡¡¡Pooorrrr favooorrrr, síiiii, cruceroooo!!!
[Leyendo: La señora Dalloway - Virginia Woolf]
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