
Pero mamá seguía durmiendo... En su profundo e interminable sueño giraba, al igual que un satélite, alrededor de la órbita de nuestro pequeño planeta y de nuestra, aún más pequeña, república.
Su sueño ensombreció la dimisión del estimado camarada Honecker, Secretario General del Comité Central del Partido Socialista Unificado y Presidente del Consejo de Estado de la República Democrática Alemana.
Mi madre dormía mientras se celebraba un concierto delante del Ayuntamiento de Berlín Oriental. Y durante el inicio de una colosal y exclusiva campaña de reciclaje.
Mamá seguía durmiendo profundamente. Se perdió mi primera excursión a la zona occidental y los esfuerzos de compatriotas, conscientes del deber, por protegernos a nosotros, los obreros y campesinos. Por supuesto, también se perdió mis primeros descubrimientos culturales en un país nuevo.
Su profundo estado de inconsciencia le impidió votar en las primeras elecciones democráticas. Dormía mientras Ariane abandonaba la carrera de Económicas y tenía su primera experiencia con el dinero. El sueño también le ahorró la mudanza del nuevo novio de Ariane a casa: Rainer, un enemigo de clase y su grasiento encargado. Tampoco presenció la paulatina occidentalización de la pequeña caja de zapatos en la que vivíamos. Ni la reciente pasión de Rainer por la cultura oriental.
Un letargo que tampoco se vio interrumpido por el arrebato hormonal que me provocaba la vista de unas piernas bonitas. Y sus oscuros sueños tampoco se interrumpieron por el primer día de trabajo de Lara, una angelical estudiante de Enfermería soviética.
Mamá durmió durante la implacable marcha del capitalismo y durante la coordinación de mis horarios de visita al hospital. Mientras dormía no se daba cuenta de que los héroes de la clase obrera perdían su empleo. La tienda de reparación de televisores Adolf Heller cerró sus puertas. Yo fui el último al que echaron y el que apagó las luces.
Luego, llegaron mejores tiempos. Como miembro de un equipo mixto participé en los primeros ensayos de reunificación. Las antenas parabólicas poblaron el paisaje urbano.
Ya la he visto varias veces, pero nunca pierde su genialidad. Y que la banda sonora sea de Yann Tiersen no la hace tener menos puntos precisamente... =)
Un hijo excelente y con conciencia política... ¡Quién lo pillara! xDDDD
**Tráiler Good bye, Lenin**
http://www.youtube.com/watch?v=ZH8o68Yrwbc
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