
-Foto: el cangrejo fugitivo-
Ese cangrejo de la foto ha protagonizado la anécdota de la semana en mi hogar. Resulta que fue un curioso (y no deseado, por cierto) regalo del pescadero donde mi madre compra todas las semanas. La reina de esta casa se empeñó en tenerlo como mascota y lo guardó en un tarro de cristal con la tapa medio abierta, y ahí se ha pasado 4 o 5 días comiéndose una hoja de lechuga, que ha ido perdiendo su lozanía poco a poco.
La otra mañana cuando me levanté y fui a la cocina vi que tarro y cangrejo ya no estaban en su lugar, por lo que supuse que el encantador crustáceo al fin había defenestrado y mi padre lo había quitado de la vista por la noche. ¡¡¡Pero no!!!
Imaginaos mi sorpresa cuando, un rato después, fui al baño y, al cerrar la puerta detrás de mí, observé una cosa oscura agazapada en una esquina. ¡¡El maldito cangrejo fugitivo había logrado, no sé cómo, huir de su prisión cristalina y desplazarse desde la cocina hasta el baño, donde se acurrucó cómodamente en el primer sitio resguardado que pilló!! Eso sí, cuando fui a rescatarlo de allí, con miedo a llevarme un pellizco, descubrí que ahora sí había pasado a mejor vida por lo que, ni corta ni perezosa, cogí unas pinzas de cocinar y lo llevé a su última morada, la basura (con mucho respeto, lo juro).
Estas cosas pasan por intentar adoptar animales de compañía inapropiados, ¡¡¡¡jajajajaja!!!
Ayer, Shara y yo realizamos una expedición de conquista hasta el Fnac de Parquesur para hacernos con las entradas del concierto de Poncho K del próximo 5 de febrero en la sala Caracol. ¡¡¡Ya son nuestras!!!
Dos de ellas convivirán muy unidas hasta el día en que hayan de salir de su escondrijo para reportarnos un jolgorio máximo... =)
_ Quizás podamos seguir juntos otros seis meses, un año... no se sabe. Pero al final es seguro que tendremos que separarnos. ¿Te das cuenta de lo solos que nos encontraremos? Cuando nos hayan cogido, no habrá nada, lo que se dice nada, que podamos hacer el uno por el otro. Si confieso, te fusilarán, y si me niego a confesar, te fusilarán también. Nada de lo que yo pueda hacer o decir, o dejar de decir o hacer, serviría para aplazar tu muerte ni cinco minutos. Ninguno de nosotros dos sabrá siquiera si el otro vive o ha muerto. Sería inútil intentar nada. Lo único importante es que no nos traicionemos, aunque por ello no iban a variar las cosas.
_ Si quieren que confesemos_ replicó Julia_ lo haremos. Todos confiesan siempre. Es imposible evitarlo. Te torturan.
_ No me refiero a la confesión. Confesar no es traicionar. No importa lo que digas o hagas, sino los sentimientos. Si pueden obligarme a dejar de amarte... ésa sería la verdadera traición.
Julia reflexionó sobre ello.
_ A eso no pueden obligarte_ dijo al cabo de un rato_. Es lo único que no pueden hacer. Pueden forzarte a decir cualquier cosa, pero no hay manera de que te lo hagan creer. Dentro de ti no pueden entrar nunca.
_ Eso es verdad_ dijo Winston con un poco más de esperanza_. No pueden penetrar en nuestra alma. Si podemos sentir que merece la pena seguir siendo humanos, aunque esto no tenga ningún resultado positivo, los habremos derrotado.
1984 (George Orwell)
No hay comentarios:
Publicar un comentario