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Foto: El Soto (verano '08)-
A Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos quel oro oscurecían;
de áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros que aun bullendo estaban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.
Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.
¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!Garcilaso de la Vega
Hace mucho tiempo_ comenzó Diana_ esta granja pertenecía al anciano señor David Gray. Él no vivía en ella. Vivía en la que ahora pertenece a Silas Sloane. Tenía un hijo, Jordan, quien un invierno se fue a trabajar a Boston y se enamoró de una joven llamada Hester Murray. Trabajaba en una tienda pero odiaba su tarea. Criada en el campo, siempre ansiaba regresar. Cuando Jordan le pidió que se casara con él, ella dijo que lo haría si la llevaba a algún lugar tranquilo donde sólo viera campos y árboles. De modo que la trajo a Avonlea. La señora Lynde dijo que él corría un gran riesgo al casarse con una yanqui, y es verdad que Hester era muy delicada y muy mala ama de casa; pero mamá dice que era muy bonita y dulce y que Jordan besaba el suelo que ella pisaba. Bueno, el señor Gray le dio a Jordan esta finca, el joven edificó una casita pequeña aquí detrás y la pareja vivió en ella durante cuatro años. Ella no salía mucho y nadie venía a verla excepto mamá y la señora Lynde. Jordan le hizo este jardín y ella estaba loca de alegría y pasaba aquí la mayor parte del tiempo.
No era muy buena ama de casa, pero tenía un don especial para las flores. Y entonces enfermó. Mamá dice que cree que ya estaba tísica antes de llegar a Avonlea. Realmente nunca guardó cama, pero cada día se ponía más y más débil. Jordan no quiso que nadie viniera a ocuparse de ella. Lo hacía todo él y mamá cuenta que era tan delicado y amable como una mujer. Todos los días la envolvía en un chal y la llevaba al jardín, donde yacía en un banco completamente feliz. Dicen que todas las mañanas y las noches hacía que Jordan se arrodillara a su lado y rezaban para que la muerte la sorprendiera en el jardín. Y su súplica llegó a los cielos. Un día Jordan la sentó en el banco, recogió todas las rosas que había y las desparramó sobre ella y ella le sonrió... y cerró los ojos... y eso_ concluyó Diana suavemente_ fue el final.Ana, la de Tejas Verdes (
Lucy Maud Montgomery)